Anecdotas de Guatemala
sábado, 28 de julio de 2012
LA CASA REDONDA
LA CASA REDONDA:
Cuando yo tenía siete años mi papá leyó en el periódico una noticia sobre una casa redonda que podía girar como si fuera un carrusel. Como mi papá era ingeniero, la noticia le causó tal emoción que dijo que tenía que hacer algo igual. Me dijo ese día que íbamos a vivir en una casa que da vueltas. A los pocos días me mostró en la cena los primeros bosquejos de la casa. La terminó de construir dos años después. Cuando nos pasamos a vivir ahí, mi papá y yo, nos dimos cuenta que la gente que nos visitaba cambiaba, como si el giro de la casa también provoco un giro en la vida de las personas
LA ENTREVISTA
LA ENTREVISTA:
Mientras observaba lo que habíamos llevado, nos decía, siempre, que si estábamos listos para volar. Juventino López, un tipo simpático de menos de treinta años, lleva seis meses sin empleo. Todos los lunes y los jueves revisa minuciosamente los clasificados de la prensa para seleccionar algunas ofertas, ir a dejar currículums y esperar. Casi todas las semanas ha tenido entrevistas. Siempre le dicen que lo llamarán si logra pasar la revisión. En ocasiones lo llaman para hacer una segunda prueba. Quedan de llamarlo, pero igual, no llaman. Un día lee un anuncio y decide llamar. Lo atiende la señorita Lupita, y lo cita para una entrevista por la tarde.
EL VIEJO DEL BARRANCO
EL VIEJO DEL BARRANCO
Todos los viernes a las cinco de la tarde nos íbamos al barranco con el Carlos y el Chejo. Vivíamos en la misma colonia e íbamos al mismo colegio, a pocas cuadras de nuestras casas. Nos juntábamos en la casa del Chejo y bajábamos hasta la casa del viejo, que nos esperaba sentado en su mecedora fumando un cigarrillo mentolado. Sonreía al vernos llegar, con los dientes amarillos que tenía. Se acariciaba la barba blanca y nos daba la bienvenida mientras se seguía meciendo. Le llevábamos la comida que nos pedía: a veces fruta, a veces pan, otras veces pollo o carne.
EL MITITIN
EL MITITIN :
Temprano en la mañana un grupo de hombres monta la tarima donde será el mitin de la tarde. A media mañana llegan los del sonido con su equipo, su bocinas y micrófonos. Llegará al pueblo uno de los candidatos a la presidencia. Antes de él, estará una guapa cantante grupera, que se encargará de levantar el ambiente para que el candidato agarre al pueblo ya animado. En el camino hacia el pueblo, en la camioneta que traslada al candidato, está el asesor de marketing, puntualizando algunas cosas que debe decir el candidato en el mitin. El candidato lo escucha como si fuera un predicador, el mago que le ayudará a llegar al poder. Pero en el pueblo lo espera un grupo de vecinos que subversivamente tomará el micrófono.
EL SICARIO
EL SICARIO
Pongamos que me llamo Alfredo, para no entrar en detalles. Me dedico a matar gente por dinero, es decir, soy lo que llaman un sicario. Como soy efectivo y discreto, cobro caro. Así me aseguro de no trabajar demasiado; a veces con tres trabajos al año la paso sin problema. Si me miran por la calle, nadie me tendría miedo. Soy bajito y flaco y tengo cara de imbécil. La cara de imbécil me la inventé yo mismo, como un disfraz para pasar inadvertido. Hay que ser un desalmado para hacer este trabajo, sí, pero hay veces que mis trabajos hacen verdadera justicia. Como la vez que maté al idiota de mi vecino
Pongamos que me llamo Alfredo, para no entrar en detalles. Me dedico a matar gente por dinero, es decir, soy lo que llaman un sicario. Como soy efectivo y discreto, cobro caro. Así me aseguro de no trabajar demasiado; a veces con tres trabajos al año la paso sin problema. Si me miran por la calle, nadie me tendría miedo. Soy bajito y flaco y tengo cara de imbécil. La cara de imbécil me la inventé yo mismo, como un disfraz para pasar inadvertido. Hay que ser un desalmado para hacer este trabajo, sí, pero hay veces que mis trabajos hacen verdadera justicia. Como la vez que maté al idiota de mi vecino
EL SERVICIO
EL SERVICIO:
Alfonso llegó retrasado al ensayo de la iglesia. El pastor había citado a los doce pastores auxiliares para el jueves a las seis de la tarde. Todos varones, como los doce apóstoles. Les había indicado que era muy importante, y que además, no contaran a nadie. Después de disculparse y recibir la mirada de reproche del pastor, se integró al grupo. Habría un evento especial el sábado. El pastor dijo que los ingresos de la iglesia habían bajado y que era necesario hacer algo especial para llamar la atención, el nuevo templo lo requería. Cuando Alfonso se enteró de qué iba la cosa, se rió nerviosamente, pero después de ver la mirada seria del pastor, sintió una mezcla de temor y aberración.
LOS CAMPEONES
LOS CAMPEONES:
La temporada más feliz de mi vida fue cuando jugaba fútbol en los campos de Montserrat. Con un grupo de cuates armamos un equipo al que llamamos FC Bárcenas. Le llamamos así porque los dueños del equipo eran de Bárcenas. El Lito y el Cacho, hermanos, no eran tan buenos para jugar, pero ponían los uniformes y las pelotas para entrenar. Todos teníamos menos de veinte años y empezábamos la universidad, pocos trabajaban. Entrenábamos casi todos los días, aunque no éramos tan buenos que digamos. Jugamos tres torneos, en el primero empezamos ganando, contra todo pronóstico. Pero después todo cambió.
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